3/12/2025
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, el papel de los consultores técnicos ha cobrado una importancia crucial para la optimización de procesos y la implementación de soluciones tecnológicas. Sin embargo, más allá de las habilidades técnicas, resulta fundamental contar con una sólida formación funcional para comprender y abordar los desafíos específicos de cada industria. En este artículo, exploraremos las ventajas de una formación funcional, especialmente en el ámbito financiero, y cómo la combinación de estos conocimientos puede enriquecer el rol de un consultor técnico.
Tener una base sólida en sistemas es indudablemente útil al iniciar una carrera como consultor técnico, ya que permite adaptarse rápidamente a diferentes tecnologías y entender su funcionamiento. Sin embargo, a medida que se asumen mayores responsabilidades dentro de un proyecto, la comprensión técnica por sí sola deja de ser suficiente.
No basta con saber cómo funciona una parte del código o para qué se utiliza una tecnología; es esencial alcanzar un entendimiento más profundo del propósito que ese código cumple en el contexto global del proyecto. Es aquí donde la formación funcional adquiere un papel clave.
Una formación funcional sólida permite comprender con facilidad los requerimientos del cliente, anticiparse a posibles problemas y ofrecer un producto de mayor calidad que cumpla con sus expectativas. Al sumar inteligencia intrapersonal a esta base, se obtiene la combinación perfecta para destacar en el mundo de la consultoría técnica.
Esto no significa que el conocimiento técnico pase a un segundo plano; para liderar un equipo, es indispensable comprender las tareas que deben realizarse. Sin embargo, el entendimiento del negocio y la capacidad de comunicarse eficazmente son cualidades que adquieren un valor aún mayor en el ámbito tecnológico.
Los sistemas de backoffice en los bancos, por ejemplo, son complejos y exigen un conocimiento profundo tanto de los procesos financieros como de las normativas regulatorias. Uno de los mayores retos en la consultoría técnica es servir como puente entre los equipos técnicos y los clientes. Dominar el lenguaje del negocio facilita la traducción de términos técnicos en conceptos financieros claros, mejorando no solo la comunicación, sino también generando confianza y garantizando que las soluciones propuestas se ajusten a las expectativas del cliente.
En un sector donde la especialización técnica es altamente valorada, contar con una formación funcional proporciona una ventaja competitiva significativa. Esta dualidad permite a los consultores técnicos aportar un valor añadido único a sus proyectos y a sus clientes.
Geronimo Desimoni
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